• Medidas que buscan compensar las trayectorias laborales intermitentes que suelen ser frecuentes en el caso de las mujeres. Una de las estrategias en este sentido es la de otorgar bonos de contribución por cada hijo o hija, de manera que se trata de compensar las interrupciones de la actividad laboral remunerada por el cuido. En el diseño de este tipo de estrategias, el punto central consiste en equilibrar el reconocimiento por el tiempo dedicado al cuidado y los incentivos al trabajo remunerado (CEPAL, 2016b: 15). Uruguay cuenta con una bonificación por hijo desde 2008.
  • Programas de pensiones no contributivas. Entre los años 2000 y 2013 al menos 18 países de la región realizaron reformas con el fin de ampliar la cobertura de la población adulta mayor (Banco Mundial, 2013: 9). Estas iniciativas han tenido un importante impacto para las adultas mayores, ya que las beneficiarias de este tipo programas suelen ser en su mayoría mujeres (CEPAL, 2016b: 17).
  • Sistemas nacionales de cuido, como en Costa Rica o Uruguay que son parte de la agenda de políticas públicas (CEPAL, 2015b: 22). Aunque la universalización de estos servicios o el avance hacia normativas integrales de corresponsabilidad en el cuidado están aún lejos de alcanzarse.
  • La puesta en marcha de oficinas para la igualdad de género en las instituciones de la Seguridad Social.
  • Aseguramiento del empleo doméstico remunerado.